Capitulos

La Edad Axial

Fue Karl Jaspers quién acuñó la frase 'La Edad Axial' en su libro 'El origen y objetivo de la Historia'. Describe unos cambios culturales ocurridos en el primer milenio a.C. que inauguraban una visión novedosa del mundo basada sobre valores distintos de los anteriores. Lo sorprendente de estos avances ideológicos en religión, filosofía y ciencia fue que acontecieron prácticamente al mismo tiempo en todo el continente euroasiático.

La aparición casi simultánea de ideas comunes, pero repartidas por un vasto continente, es difícil de explicar. Jaspers cita la hipótesis del alemán Alfred Weber, economista y geógrafo del siglo 19. Este autor propone que la expansión de ideas en la antigüedad fue debido a algo concreto: la doma del caballo. Los jinetes fueron los Arios que habitaban las estepas de Asia Central. Como nómadas ecuestres abarcaban un área que se extendió desde el mar Caspio pasando por Afganistán hasta la China. Estos jinetes arios llegaron a Irán y a la India sobre 1200 a.C  y a la China al final de segundo milenio. La religión zoroastra de Persa (Irano-Aria) se convirtió en la India a Indo-Aria y finalmente en Hinduismo. Weber argumenta que estas invasiones a caballo de las civilizaciones como India, China y Occidente las unieron por caminos de comunicación. Las ideas luego viajarían con el comercio y con los peregrinos religiosos

Por otra parte Baumard, Hyafil y Boyer en su articulo (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4802742/) proponen caracterizar la Edad Axial no como un cambio cognitivo sino como comportamental y ética: es cuando emerge la autodisciplina y el altruismo, un cambio moral. Los autores argumentan que el cambio de orientación fue centrar la atención de objetivos desde corto a largo término. Eran cambios comportamentales dentro de la sociedad: en cooperación (compasión y caridad); en sexualidad (tabúes); en economía (condenación de la avaricia y consumo exagerado); en familia (más cuidado de la prole). En definitivo cómo mejorar la integración social.

El Imperio persa se formó a mediados del primer milenio a.C., una fecha fundamental de la Era Axial.  La dominación persa se extendió sobre todos las antiguas civilizaciones y más allá: desde Macedonia hasta la India, unos 4000 kms. Una red de carreteras y una comunicación rápida por caballo mantenía el imperio unido en cuanto a información, comercio e ideas. Herodoto cuenta que el correo imperial comunicaba Éfeso con Persepolis en una semana utilizando jinetes, postas y la ruta real persa. Los comerciantes que usaban las mismas postas como caravanserai intercambiaban ideologías por todo el territorio.

Se especula que el comercio y las comunicaciones imperiales junto con la tolerancia religiosa persa llevaron a un sincretismo religioso y así el principio teocrático gradualmente se ponía en cuestión. Preguntas sobre la justicia divina provocaron los primeros intentos de formular una mayor conciencia de la responsabilidad del destino personal, en particular en China, India, Medio Oriente y Grecia. Además la cuestión práctica de cómo mejor gestionar las nuevas urbes instigaba a reflexionar sobre las políticas más adecuadas.

En China pensadores individuales como Confucio, Lao-Tse y Mo Tzu reflexionaban sobre las implicaciones éticas y metafísicas de la existencia humana. De sus enseñanzas salieron el Confucionismo, Daoísmo y Jainismo.

Confucio aparece en China a mediados del primer milenio a.C. cuando se ha perdido el control central en el país que a través de siglos de guerra civil se ha partido en 14 estados feudales. La respuesta propuesta por Confucio era una reflexión fundamental sobre lo que significa ser humano. Intentó revitalizar y redefinir instituciones que durante siglos habían dado estabilidad política y social: la familia, la escuela, la comunidad local, el estado y el reino. Propuso "de" (el carisma para atraer y cambiar otros) como valor fundamental para el orden personal y social

En la India los autores de los Upanishads expandieron sus investigaciones para incluir el pensamiento metafísico en su búsqueda del sentido de la vida. Evolucionaron para llegar a ser las enseñanzas de Buda y Mahavri.

Se cuenta que Buda fue un príncipe pero que cuando se dio cuenta de la miseria humana decidió buscar una solución. Pero no investigó el entorno sino a sí mismo. La respuesta de la India se buscaría dentro del humano no en el mundo exterior.

El meollo de la enseñanza del Buda se puede captar en las 4 verdades: el contacto sensorial desorbitado provoca sufrimiento que nos atrapa en un ciclo vicioso. Para acabar con este ciclo hay que llegar al nirvana, el final del deseo exagerado. Se llega practicando meditación.

En Palestina los profetas Elías, Jeremías, Isaías y el Deutero-isaías insistían sobre el monoteísmo y el pacto libre, una alianza, entre el pueblo y su Dios frente al politeísmo del entorno y sus dioses titiriteros.

Fue durante el exilio en Babilonia en el siglo 6 a.C. que la percepción de Iahveh cambió. En lugar de ser visto como un dios de la guerra o del rito vacío los profetas Le veían como un Dios personal.  En esta Alianza renovada se estableció una relación individual entre Dios y su pueblo que requería responsabilidad, moralidad y justicia individual.

En Grecia los cambios eran más filosóficos que espirituales. Los inauguraron el grupo de Miléto, Samos y Heráclito que influenciaron a Sócrates, Platón y Aristóteles. Estos filósofos investigaban los principios de la existencia basados en la creencia que la humanidad pueda entender y decidir sobre su propia vida sin referencia a los dioses.

El método socrático de pregunta-respuesta para llegar a la verdad quizás venga de los tribunales donde los abogados usaban este sistema para interrogar a los acusados. Su interés se centraban en la ética: ¿cómo vivir la vida? En definitivo ¿cómo vivir en sociedad? Atenas encontró una respuesta brillante: la democracia.

Algunos incluyen Zoroastro en este nuevo era diciendo que fue contemporáneo de Ciro el Grande, emperador de Persia. Otros le datan antes de la Edad Axial en el segundo milenio. Se le adjudica la idea del monoteísmo.

Jaspers divide la historia en varias épocas. Durante la Paleolítica los humanos eran recolectores y cazadores. En el Neolítico algunos empezaron a colonizar un territorio y dedicarse a la agricultura. Luego vino la civilización, las ciudades, la política y la legislación para intentar solucionar los problemas de convivencia. Dentro de estas sociedades teocráticas los problemas se proyectaron sobre las autoridades y los dioses.

Las nuevas ideas que se postularon, casi simultáneamente, en la Edad Axial por profetas, filósofos y racionalistas en varios puntos de Eurasia incluían:

La libertad e independencia del individuo; preguntas fundamentales sobre el sentido de la existencia humana y una visión racional de los procesos naturales. En Oriente las respuestas se basaban en la paz interior; en Occidente en el orden armonioso de la sociedad.

Las consecuencias de la Edad Axial todavía están con nosotros. Somos conscientes de nosotros mismos y de nuestras limitaciones. La filosofía y la ciencia emergieron y han configurado nuestra forma moderna de pensar en Occidente. Si añadimos el Islam las creencias religiosas mundiales modernas se establecieron entonces junto con su tendencia proselitista que lleva implícita la intolerancia religiosa.

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